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Cuando el candidato es una marca en la pos-verdad necesita de mucho “trust”

Ἀνδρέας
3 min readFeb 4, 2025
“La confianza muere pero la desconfianza florece”. _ Sófocles

Muy en el pasado las empresas producían productos y construían marcas. Las marcas atraían consumidores. Los consumidores compraban las marcas.

Luego Marty Neumeier -consultor en desarrollo de marcas- propuso que eran los consumidores quienes construían marcas para las empresas. Y lo llamó “brand flip”.

La marca no es lo que Usted dice que es; es lo que ellos dicen que la marca es, escribió Neumeier en “The Brand Flip” (2015).

Pero hoy, Usted es Usted que es una marca.

Como su candidato o candidata favorito (favorita).

Hoy, las personas se interesan en otras personas; no en las marcas construidas por las estructuras corporativas, comerciales, ideológicas o políticas.

Hoy las marcas son personas y las personas son marcas.

Más del 95% de las 100 cuentas con más seguidores en Instagram y en TikTok son personales.

Más del 70% de las 100 cuentas con más seguidores en X son personales. Individuos, no instituciones ni corporaciones.

En Ecuador, más del 95% de las 100 cuentas con más seguidores en TikTok son personales; y más del 90% de las 50 cuentas con más seguidores en Instagram son personales.

Las redes sociales cambiaron la dinámica entre los consumidores y las marcas.

Hoy la gente tiene más poder e influencia que las marcas corporativas o institucionales.

Y el quid del asunto está en el trust.

En la última campaña presidencial estadounidense, Joe Rogan tuvo más influencia que CNN. La entrevista que Rogan hizo a Trump en YouTube generó más de 26 millones de views en 24 horas.

El podcast de Joe Rogan tiene más alcance que CNN, Fox y MSNBC juntos.

En Estados Unidos, la gente confía (trust) más en Joe Rogan que en las marcas institucionales de noticias.

Los dispositivos móviles cambiaron la dinámica entre los consumidores y el consumo de contenidos.

Y los contenidos también cambiaron.

Como propuso Andrés Seminario en Cinco condiciones para que una narrativa política funcione , los contenidos (en general) apelan más al entretenimiento y menos al argumento.

Son más emocionales.

Muestran más experiencias.

Porque las experiencias construyen confianza.

O las destruyen.

Pero…

¿Qué haría Usted cuando su experiencia es producto de fake news?

Usted no puede diferenciar una experiencia falsa de una experiencia real.

¿Qué haría Usted cuando la repetición de bulos por trollcenters lo induce a la destrucción de la reputación de una marca?

Usted no puede evitar que sus sesgos de conformación y familiaridad lo lleven a ver falacias como certezas (a pesar que evidencia muestre lo contrario).

¿Qué sucede cuando un político perdió su confianza?

Ese político pierde su voto.

Hoy las empresas producen productos y los consumidores viven experiencias con esos productos. La vivencia positiva genera trust. El trust convoca a otros consumidores y construye marca.

Pero si la experiencia es negativa, entonces la sensación generada es de desconfianza (y destruye la marca).

Hoy las empresas políticas producen candidatos y los electores viven experiencias directas e indirectas con esos candidatos. La vivencia positiva generará trust. El trust convocará a otros electores y construirá la marca de un político exitoso.

Pero si la experiencia, real o ficticia, directa e indirecta, con algún candidato es negativa, entonces la sensación generada será de desconfianza. Y él o ella no tendrá su voto.

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Ἀνδρέας
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Written by Ἀνδρέας

Communications consultant, strategist & creator with a twist of behavioral science. En español!

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