— “¡ Curas, soldados, jueces, ricos ! ¡ Vosotros todos los que sois los maestros de los hombres y de los pueblos : matad, saquead, torturad, sed felices !… La Verdad ya no estorba… La Verdad ha muerto … La Verdad ha muerto”. Así termina el cuento “La Verdad ha muerto” (1921) de Octave Mirbeau.

VERDAD · FAKENEWS · PERIODISMO · COMUNICACIÓN

Cuando muere la verdad, nadie llora.

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3 min readDec 28, 2021

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El orden digital pone fin a la era de la verdad y da paso a la sociedad de la información posfactual”, escribe el filósofo surcoreano Byung-Chul Han en “No-Cosas” (2021).

¿Ha muerto, otra vez, la verdad?

¿Ha sido reemplazada por la posverdad?

¿La posverdad? Esa “distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales…”, como la define la RAE.

Se ha nivelado la distinción entre lo verdadero y lo falso”, dice el filósofo.

Es como Saturno devorando a uno de sus hijos para evitar que lo destronen en el futuro. La comunicación absorbe la información. La deglute y regurgita (como historias).

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Para Usted, ¿qué es la verdad?

Para los antiguos griegos, la verdad o “Alétheia” (αλήθεια), era aquello que no estaba oculto, lo que era evidente, lo que era verdadero.

Luego… la verdad sería algo que no podemos manipular, modificar, manosear, porque es evidente.

¿O si podemos toquetar, sobar, seducir?

En octubre 2016, el gamer BigBro442 manoseó a la gamer Jordan Belamire mientras jugaban “Quivr” -un juego de realidad virtual-.

Si “manosear” es “tocar repetidamente a alguien con las manos, generalmente con intención erótica” (definición de la RAE), entonces ¿de verdad la manoseó cuando la mano agresora era una caricaturización construida por algoritmos en un entorno irreal -también construido por algoritmos-?

De verdad, ¿la manoseó?

El caso de Jordan Belamire, que ella cuenta en la carta abierta “My First Virtual Reality Groping” publicada Medium, no es el único.

En noviembre 26 (2021), un desconocido manoseó una beta tester de “Horizon Worlds” -un juego en el nuevo metaverso-.

De verdad, ¿la manoseó?

El acoso sexual virtual, ¿es acoso sexual?

Una experiencia virtual, ¿es una experiencia real?

Para su cerebro -que no distingue ficción de realidad- una experiencia virtual es real.

Por tanto, ¿debemos reinterpretar la concepción y conceptualización ontológica de “virtual”?

Si su cerebro interpreta lo virtual como verdadero; entonces “virtual” deja de significar “que tiene existencia aparente y no real”. Y se limita a definir un contexto espacial en línea, en internet.

Punto de órden: en vivo o en línea, la toxicidad es real.

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La realidad no constriñe a la comunicación.

La comunicación es constructivista. Narrativista.

Se alimenta también de la ficción.

Y como narración, crea creencias, significados y contextos.

Para que funcione, la construye un emisor en términos de una audiencia.

La información, en cambio, son datos.

Se construye unilateralmente.

La información es aditiva. Pero por sí, sola o en conjunto, no constituye una narración.

Porque la narración es el vehículo para personajes, acciones, emociones, tiempos y espacios; todos total o parcialmente extraordinarios o reales. Y la información carece de memoria y de emoción.

La información no se produce para ser poseída, envasada, conservada, atesorada, guardada. La información es útil, luego existe, en la medida que es difundida, viralizada, masificada.

Donde “…el predominio de la comunicación sobre las noticias conduce al desinterés en la realidad, lo que lleva a la asimetría en el debate público”, sostiene Gilles Gauthier en su ensayo “Le post-factualisme” (2018).

Esas asimetrías se relacionan con el estatus de “real” de una realidad.

Las fake news son informaciones que pueden ser más efectivas que los hechos. Lo que cuenta es el efecto a corto plazo. La eficacia sustituye a la verdad”, escribe Byung-Chul Han en “No-Cosas”.

¿Sacrificamos la verdad verdadera?

En este nuevo paradigma, la secularización del manejo de la información exige que los contenidos sean espectacularizados. Como propone David Walsh, periodista británico del The Sunday Times, “el periodismo convencional se ha convertido en una especie de storytelling novelesco”.

En este contexto posfactual, la gente no se interesa por los hechos. Se interesa, atiende, promueve, los sentimientos: miedo, enojo, frustración, ansiedad, culpa, depresión, sorpresa, esperanza, gratitud.

Luego las predicciones del 2022 de una bruja son tan llamativas (o más) como las lecturas técnicas de tendencias hechas por especialistas.

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Si la verdad ha muerto y la posverdad ocupó su trono… entonces esta sociedad de la información posfactual -además de volátil, lúdica, obstinada, individualista, egoísta- ¿es falsa?

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Communications consultant, strategist & creator with a twist of behavioral science. En español!