BEHAVIOURAL SCIENCE · COMPOL · GOBERNABILIDAD

¿Cómo incrementar la gobernabilidad usando las ciencias del comportamiento?

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3 min readApr 13, 2021

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Todo gobierno -corporativo, institucional, familiar, municipal, nacional- necesita gobernabilidad (entendida como el ambiente social donde se acepta y colabora con la acción de ese gobierno).

Pero, ¿qué sucede si invertimos el enunciado?

Los filósofos estoicos, como Séneca o Epícteto, recurrían al ejercicio de premeditatio malorum (visualización negativa) para superar el temor de experiencias negativas futuras y generar planes para evitarlas (esas experiencias).

Daniel Kahneman llama “análisis pre-mortem” al ejercicio de plantarse en el futuro y mirar hacia atrás. Este ejercicio -común en algunas empresas- evita el sesgo retrospectivo y facilita las previsiones.

Si todo gobierno necesita gobernabilidad; entonces, ¿qué impide que un régimen la obtenga?

Siendo reduccionista -y tal vez excluyente- para el 2021 las cinco causas serían: poca legitimidad; poca institucionalidad y bajo cumplimiento de la ley y los reglamentos; tensión entre la agenda social y las exigencias económicas; poca integración geográfica, intergeneracional y productiva; y una falta costumbrista de consensos.

¿Cómo lo resolvemos?

Considerando que las ciencias del comportamiento intentan reconciliar la intervención de un Estado con las libertades individuales, tengo tres ideas para crear un entorno de gobernabilidad:

  1. Una visión compartida.

La clave es empoderar a la gente enfocando su atención en una visión común. Más allá de las particularidades del microcosmos de cada ciudadano, como usted, hay un espíritu tricolor común.

¿Es posible?

En Ecuador sería más fácil de lo pensado. Leí un análisis de Javier Rodríguez, publicado en thevozz.com, sobre polarización en Ecuador.

Hablamos al respecto y esto me dijo: “No hay polarización en varios ámbitos de la política nacional (en términos de las preferencias de los electores), y los únicos indicios claros de polarización entre correístas y anticorreístas se observan en la confianza en las instituciones democráticas de ambos grupos”.

“No hay polarización en varios ámbitos de la política nacional (en términos de las preferencias de los electores)…”

2. Un diseño de gobierno enfocado en la gente.

Como en todo proceso de diseño, el sistema de entrega de una política debe estar enfocado en la gente. Centrado en el ser humano. Como sostiene Mike Cooley; en su ensayo “On Human-Machine Symbiosis” (2008), poner la gente antes que los demás recursos.

Las ciencias del comportamiento ayudan a entender que los grupos de interés (colaboradores, clientes, electores, ciudadanos) son seres humanos y no son esa especie de maximizador racional egoísta.

3. Más debates constructivos.

La psicóloga organizacional australiana Karen Jehn sostiene que hay dos tipos de conflicto: conflictos relacionales y conflictos de tareas. Los primeros están vinculados con las interacciones entre las personas. Los segundos están relacionados con las dinámicas y los contenidos.

El conflicto relacional se enfoca en las personas y sus emociones. Y como resultado disminuye la eficiencia y la creatividad.

El conflicto de tareas se enfoca en los “cómo”.

Un debate sobre los “cómo” podría revelar que -además- Usted sufre de la ilusión de profundidad explicativa. ¿Sabe -de verdad- cómo funciona su bici?

¿Sabe cómo funciona su inodoro?

¿Sabe cómo vacunar masivamente a la población?

Adam Grant, en “Think Again” (2021), propone enmarcar las diferencias y discusiones como debates… y no como disputas.

Las discusiones puede ser hostiles y personales.

Los debates son sobre temas y no emociones.

Un estudio desarrollado en equipos de trabajo de Sillicon Valley concluyó que “la ausencia de conflictos no es armonía. Es apatía”.

Una idea final: Si los conflictos son connaturales a la democracia, cómo administrar positivamente esos debates es clave para gobernar.

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Communications consultant, strategist & creator with a twist of behavioral science. En español!