COMUNICACIÓN · COMPOL · GOBIERNO
El vocero no está en un spot publicitario.
El vocero no está en el post de un influencer.
El vocero no está en la persona de más alto rango de un gobierno.
O de una empresa. O una institución.
El vocero es un mensajero.
El vocero es un recipiente de significados.
Es como un intérprete.
Es un canalizador de comunicación.
Representa un gobierno, pero no es el gobierno.
Representa una política, pero no es la política.
Representa una marca, pero no es la marca.
Como intérprete, un vocero no habla por sí.
Interpreta un guión, una partitura, un esquema.
Como intérprete, un vocero debe generar anhelo y expectación en las audiencias. Su presencia anticipa algo -una excusa, una solución, una noticia-.
Como intérprete, no sólo comunica verbalmente los mensajes clave.
Tiene que ser como un actor comprometido con la escena coyuntural que debe interpretar, consciente que es parte de un acto.
Y ese acto -del latín actus que significa acción- es la gestión.
Del gobierno. O de la marca.
Por cierto, la inacción también es una acción.
La inacción es una acción consciente. Premeditada.
Cuando una marca o un gobierno no actúa, la ausencia pública del vocero transmite más que esa inacción. Construye en el imaginario colectivo un significado mucho más profundo que la falta de discurso, acción, u obra.
La ausencia del vocero no implica la inexistencia de un vocero.
Como los silencios en la música, que anticipan que vienen nuevos sonidos, la ausencia del vocero expresa una expectativa.
Filosóficamente hablando, la ausencia de un vocero no existe.
Cuando no hay un vocero designado alguien ocupa ese espacio/rol.
El vocero es el porta-voz.
PORTAVOZ
1. m. y f. Persona que está autorizada para hablar en nombre y representación de un grupo o de cualquier institución o entidad.
2. m. y f. Persona autorizada para comunicar a la opinión pública lo que piensan acerca de un asunto determinado las instituciones políticas o sus dirigentes.
Fuente: Diccionario de la Real Academia Española
El vocero es un ser humano.
El vocero no es la publicación firmada por una Secretaría de Comunicación.
El vocero no es un publireportaje del departamento de marketing. Ni el advertorial de una institución. Ni el post musicalizado en Insta o TikTok.
El vocero es una persona. Como Usted.
El vocero no es un trol. No es anónimo.
No es un influencer pautado.
No es un periodista partidario en un medio partidario.
El vocero transmite emociones, acciones y expectativas.
Ayuda a construir la reputación de su representado.
Y se lo sacrifica cuando es necesario.
