COMUNICACIÓN · MEDIOS ·NEUROCIENCIA · POLÍTICA · COMPOL
En algún momento de la historia contemporánea de Ecuador, Usted empezó a interpretar a los medios de comunicación como actores políticos.
Usted notó que algunos medios tradicionales dejaron de informar hechos o intermediar mensajes entre un emisor y Usted.
Los medios dejaron la mitad y asumieron un bando.
Luego apareció una generación de medios digitales partidistas y otros partisanos. Pero esa es otro historia.
De un tiempo acá, posts en redes sociales, tendencias en X, mensajes de whatsapp, segmentos de TV digital, columnas en blogs pastorales, declaraciones políticas, reclaman el manejo y el encuadre de los medios masivos sobre equis tema.
Incluso se han atacado medios y periodistas en la calle.
Parecería ser que la única coincidencia de unos, otros y demás apóstatas ideológicos, es que los medios tradicionales no son equilibrados, no son justos y desinforman.
¿Qué está pasando en esta Sociedad del Relato?
Antes la cobertura política se enfocaba en “quién hizo qué”.
Ahora, esa cobertura periodística se enfoca en “quien dijo qué”.
(Perdón por el reduccionismo)
Y a partir de allí, las opiniones siguientes y el enfoque del rumor en-línea será analizar cómo un medio u otro cubrió a esa persona.
La urgencia de un post en X, Intagram o TikTok priorizará peleas inconsecuentes de dimes-y-diretes.
Usted, por su sesgo de confirmación, buscará amplificar las historias que reafirmen sus creencias y rechazará las versiones de los oponentes.
El tema será tendencia.
Y todos -actores y actrices directos, medios, políticos,academia, comunidades- olvidarán la necesidad de alfabetizar en el deber-ser de la política para obtener poder para servir. Todos buscarán acicalarse para que lo vean los demás y se enojarán con sus oponentes sectarios.
La política parecería ser menos sobre los desafíos sociales-ambientales-económicos y más sobre quejas meta-retóricas.
¿Por qué?
Si movimientos o partidos o partidarios de izquierda y derecha (y centro) critican por igual al mismo medio, entonces ¿qué está pasando?
Si no se trata de posiciones ideológicas, ¿de qué se trata?
Tim Urban en “What’s Our Problem?: A Self-Help Book for Societies” (2023) propone la idea del contraste de una “mente primitiva” y una “mente elevada”. Y que ese eje representa el espectro de opciones que Usted tiene para tratar un tópico.
La “mente primitiva”, en la base de la escalera, sólo busca confirmar sus propias creencias, ganar sus argumentos y convertir adeptos (sin importar quien tiene la razón). El otro extremo, la “mente elevada” (como la de un científico), busca la verdad por encima de sus prejuicios y trata de evitar sus sesgos.
Cuando Usted piensa en política, dice Urban, hay en la izquierda y en la derecha algún representante de una mente elevada -tratando de pensar en cómo mejorar la sociedad-; y también algún representante de una “mente primitiva” -buscando ganar votos para su candidato-.
¿Por qué un medio podría privilegiar la exposición de una “mente primitiva”?
Si Usted lo piensa bien, este concepto se parece al propuesto por Kahneman en “Thinking, Fast and Slow” (2011).
Usted tiene dos formas de procesar ideas, temas, conceptos, noticias, religión, fútbol o política: un Sistema 1 que es rápido, intuitivo, automático, asociativo, emocional; y un Sistema 2 que es lento, deliberado, explícito, racional.
La cobertura periodística se enfoca en “quien dijo qué” por el alto contenido emocional que implica, conlleva, demuestra.
Porque las emociones venden.
Las opiniones y el enfoque ex post (en-línea y offline) será analizar los “como” y “por que” del “quien”.
Más emoción.
Y Usted, por sus sesgo de confirmación, volverá a amplificar las historias que reafirmen sus creencias, rechazará las versiones de los oponentes. Usará su mente primitiva. O su Sistema 1.
Atacará al medio que parece opositor (aun si la semana pasada era aliado).
Celebrará al medio que parezca aliado (aun si antes fue enemigo).
Y así se confirmarán sus sospechas: el medio ahora es actor político.
Pero Usted puede cambiar esa realidad
La política no es un concurso de popularidad.
La política tampoco es una competencia de sintonía.
No lea, no vea, no sintonice, no postee, no ponga like, no comparta, ni financie, a actores políticos que sólo se quejan de otros actores políticos. Ni a aquellos que sólo aplauden coberturas beneficiosas para su imagen.
Tampoco financie a actores políticos que sólo piden fondos para construir espacios de ruido para contrarrestar coberturas mediáticas incómodas.
¿Qué tal apoyar, seguir, difundir, compartir, evangelizar, financiar, aquellos candidatos (o funcionarios) que sirvan de modelo para una mejor forma de hacer política per se?
