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Malas noticias, ¿malas personas?

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3 min readMar 5, 2024
“El diablo es más diabólico cuando es respetable”.
Elizabeth Barret Browning

¿Por qué lo opuesto al like es el odio?

¿Por qué lo opuesto a un “me-gusta” no es un “no-me-gusta”?

Imagine que Usted publica un comentario en redes sociales.

Imagine que su opinión es impopular.

Usted no obtiene likes. Pero sí una serie de etiquetas e insultos.

Su comentario recibe mucha hostilidad -incluso de desconocidos que pretenden asumir que lo conocen-.

Un asalto de haters.

Y “el odio no es simplemente una versión más intensa de un dislike”, como escribe Dan Ariely en “Misbelief” (2023).

El odio se caracteriza por sus creencias morales y está asociado con emociones morales -como desprecio, disgusto e ira-, dice Ariely.

Aun argumentando que detrás de las respuestas tóxicas están trolls deshumanizados, detrás de esos trolls hay personas.

Luego, ¿por qué muchos hilos con posturas políticas son tan tóxicos?

Imagine que Usted publica una noticia.

Imagine que alguien no le cree el hecho publicado y lo descalifica como fake news. Imagine que luego se suma un hilo interminable de comentarios despreciables.

¿Por qué se ha normalizado que las descalificaciones lleguen al extremo de criticar al mensajero como “hijuep*ta”, “psicópata”, “monstruo”, incluso “asesino”?

Esas críticas, etiquetas, insultos, ataques, (incluso) amenazas, son parte de la indignación moral que busca atención.

La persona que critica su comentario, expresando indignación moral, busca elevar sus estatus de hater a “defensor de la moral y la justicia”.

La persona que manifiesta indignación moral busca señalizar a los demás que él o ella es parte de los defensores de la moral y la justicia (y se ofenden cuando los demás no están a su altura).

La persona que expresa indignación moral cuando critica su comentario elimina cualquier esperanza de perdón hacia Usted. Si su moral es censurable, Usted es censurable.

Porque enmarcar su comentario en algo indigno moralmente es como un llamado a que muchos lo censuren públicamente también.

Los insultos, bajo el marco conceptual de esta indignación moral, buscan alimentar el poder de las emociones negativas que -a su vez- avivan el fuego de la polarización: Unos versus Otros.

E incrementa la resistencia de la tribu Unos para seguir batallando una guerra moral contra Otros.

La indignación moral capta la atención.

La atención genera una sensación de control.

En muchos insultadores subyace la necesidad de retomar el control.

Y para retomar el control se necesitan villanos a quienes culpar de algo.

En esta Sociedad del Relato, todas las historias tienen villanos. Pero en el pasado, los villanos eran ficticios -como Darth Vader o Lex Luthor- o eran tipos realmente malos -como Hitler, Mussolini, PolPot, Idi Amin-; ahora, con / en las redes sociales, el villano puede ser Usted.

Pero, ¿ser acusado de lo más abyecto por compartir una opinión?

¿Por qué no disentir con el mensaje?

¿Por qué censurar al mensajero?

Porque es más entretenido, genera más atención y otorga más estatus.

Luego, ¿los debates políticos convierten a las personas en malas personas?

¿Los debates políticos despiertan lo peor de cada uno?

¿Leer malas noticias convierten a las personas en malas personas?

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Communications consultant, strategist & creator with a twist of behavioral science. En español!