COMPORTAMIENTO DEL CONSUMIDOR · MARKETING · COMPOL · OPINIÓN

Muerte al ombligocentrismo

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2 min readMar 2, 2021

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Hay mucho sobre qué discrepar, diferir, discordar, disentir, disonar : Elecciones, política, religión, restricciones, vacunas, urgencia climática, o la temperatura del termostato.

Pero debemos coincidir -de manera inflexible- que su opinión no es un hecho.

Porque su opinión es su opinión.

Y mi opinión también es eso: mi idea o concepto.

Pero los consumidores quieren hechos y acciones de las marcas que consumen.

Los electores quieren verdades y acciones de los políticos que eligen.

Usted quiere transparencia y coherencia en discursos y acciones.

“El consumidor está harto. La desconfianza en el liderazgo es la norma. La parcialidad y la desinformación causan una crisis de confianza.”, dice Euromonitor Internacional en su Top Ten Global Consumer Trends 2021.

(Gracias Ricardo Medina por compartir el documento)

¿Es el fin del homo-dogmatĭcus?

¿El fin de las marcas -comerciales, institucionales, ideológicas, políticas- ombligocentristas?

En la Modernidad Líquida (1999), Bauman planteaba que el dogmatismo había sido reemplazado por el relativismo. “Hoy la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas…”, escribió.

La sociedad está en constante cambio -verdad de Perogrullo-. Es una era de transitoriedad. A ritmo vertiginoso -y la paradoja es que es asincrónico y sincopado-.

Y está, mayormente, en contra de los políticos políticos (tautología necesarísima).

Según Eduardo Reinoso, de Profits Consulting Group, un 35% a 45% de ecuatorianos son políticos apolíticos.

Apoyan causas, no candidatos ni marcas.

Se inspiran en la esperanza, no en el miedo.

Desconfían de los gobiernos y de los políticos tradicionales. Pero participan en política con una nueva mentalidad y tejiendo redes de opinión -en la nube-.

¿Otra paradoja?

Propongo una teoría:

los consumidores esperan contenidos informativos de las marcas pero se reservan para sí las opiniones. Donde las acciones de las marcas -en favor de causas, por ejemplo- son parte del corpus informativo.

Para las marcas comerciales o políticas implica concienciar que los videos virales por sí son un error. Implica sacar la marca de la historia y reconocer que el spotlight es del consumidor. Implica entender las vulnerabilidades de los clientes, consumidores, y electores (como plantemos en PANDEMIALS con Nuno Acosta).

Punto de orden: informativo no significa aburrido o factual.

Una emoción también comunica información.

Finalmente, la desinformación y el exceso de opiniones tercas enrarecen el ánimo social. Porque son las certezas las que coadyuvan a su “bienestar epistémico”.

Es el fin de las marcas ombligocentristas.

Es mi opinión ;-)

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Communications consultant, strategist & creator with a twist of behavioral science. En español!